En 1985 se exihibió una película llamada "Los motivos de luz", de Felipe Cazals, protagonizada por Patricia Reyes Spíndonla que narra la historia historia de una mujer que, sumida en la pobreza, mata a sus cinco hijos, por lo que fue condenada a 28 años de prisión. Aunque las pruebas apuntaban a que los culpables eran su esposo y su suegra, ella fue condenada, entre otras cosas, por ser mujer, analfabeta y pobre. La película fue exhibida unas cuantas semanas nada más y fue retirada de las salas argumentando que los testimonios eran contradictorios y que probaban que la "presunta culpable" podría no ser tal.
En el 2011, sale a la luz la pelícla de Presunto Culpable que muestra la realidad que vive un joven que fue acusado injustamente de un crímen que no cometió, por el simple hecho de que las autoridades necesitaban presentar a un culpable debido a la baja credibilidad que tienen nuestras autoridades con respecto al manejo del crimen y la detención de delincuentes. Claro que este no es el único caso, muchos de los internos en las diferentes cárceles mexicanas están ahí porque se encontraban en el momento y lugar equivocado y porque no hubo quién los defendiera. Hay que recordar que en México la ley es para los pobres, porque nos ricos están exonerados de ella.
Se supone que vivimos en un momento en el que la libertad de expresión, junto con todas las demás libertades que nos garantizan la vida como personas, no sólo en esta nación, sino en muchas otras (claro, aquellas donde se respetan los derechos humanos, no como en Medio Oriente o China); sin embargo, de un tiempo a la fecha, el valor de los derechos se ha mudado a un grado de exageración, es decir, se entiende como libertad de expresión el hecho de que se deforme o se vulgarice el lenguaje porque "tenemos el derecho de hablar como queramos". La libertad de expresión no tiene como finalidad el deformar nuestro idioma, hoy por hoy uno de los más hermosos que se hablan sobre la faz de la tierra, sino por el hecho de que puedas hablar de lo que piensas, sientes y crees sin que necesariamente termines en la calle por ello.
Y es precisamente lo que no pasa en nuestro país. Y para muestra una película que pretende, además de ayudar a una persona a pasar a salir de un sistema injusto, que más que garantizar su ser como persona, lo ha victimizado precisamente para que el pueblo sepa que puede confiar en sus "guardianes", muestra los graves conflictos que se viven al interior de éstas y otras instituciones gracias a la corrupción y la lucha por el poder.
Pero no debemos asombrarnos, porque quien ha colaborado para que esta situación de injusticia se verifique cabalmente, es precisamente la población misma; el esposo y la suegra de "Luz" en el 85 y el primo del joven asesinado en el 2011. La cuestión se torna grave porque, como pueblo, en lugar de dar a conocer éstas y otras situaciones que violan nuestros derechos y garantías, porque lo que le pasó a este joven puede pasarle a cualquier otro, como ya le ha pasado a muchos, nos quedamos callados, en el mejor de los casos, en el peor cedemos a las presiones de los grupos policiacos y políticos que pasan por encima nuestro cuando y como quieren.
Nos hace falta unirnos como país y tomar las riendas de nuestro porpio destino. Pero nos aterra, porque nos hace falta papá gobierno, y no dudamos en vender nuestra dignidad por una despensa de conasupo, unas albercas prefabricadas o una pista de hielo, sin considerar que TODO SE PAGA CON NUESTROS IMPUESTOS Y QUE EN REALIDAD NO NOS ESTÁN DANDO ABSOLUTAMENTE NADA...
Así que, hablemos, sin miedo, porque doscientos años después, no podemos estar todavía esperando que papá gobierno nos resuelva todos nuestros problemas; hay que demostrar que somos un pueblo maduro y digno. Quizá la solución no sea la que todos esperamos, pero por algo se empieza.
Sólo espero que este espacio no sea censuado, argumentando que uno de nuestros lectores no sabe hablar español...
Jesús Barrón Morgade
Catedrático de Filosofía de lo Fecal
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